martes, 24 de marzo de 2009

Brif, bruf, braf

Dos niños estaban jugando, en un tranquilo patio, a inventarse un idioma especial para poder hablar entre ellos sin que nadie más les entendiera.

-Brif braf – dijo el primero.
- Braf, brof – respondió el segundo.

Y soltaron una carcajada.

En un balcón del primer piso había un buen viejecito leyendo el periódico, y asomada a la ventana de enfrente había una viejecita ni buena ni mala.

- ¡Qué tontos son esos niños!- dijo la señora.

Pero el buen hombre no estaba de acuerdo:

-A mí no me lo parecen.
-No va a decirme que ha entendido lo que han dicho…
-Pues sí, lo he entendido todo. El primero ha dicho: “Qué bonito día”. El segundo ha contestado: “Mañana será más bonito todavía”.

La señora hizo una mueca, pero no dijo nada, porque los niños se habían puesto a hablar de nuevo en su idioma.

-Marasqui, barabasqui, pippirimosqui- dijo el primero.
-Bruf-respondió el segundo.

Y de nuevo los dos se pusieron a reír.

-¡No irá a decirme que ahora también los ha entendido…!- exclamó indignada la viejecita.
-Pues ahora también lo he entendido todo- respondió sonriendo el viejecito-. El primero ha dicho: “Qué felices somos por estar en el mundo”. Y el segundo ha contestado: “El mundo es bellísimo”.

-Pero, ¿acaso es bonito de verdad?- insistió la viejecita.
-Brif, bruf, braf—respondió el viejecito.

1 comentario:

Unknown dijo...

Oyeeeee!!!! este cuento no es de "Cuentos por teléfono" de Gianni Rodari!!! me encantaba de pequeñaaaa!!! y bueno ahora tb!!! el mejor era uno de un edificio que demolían a martillazos y golpetazos!! bua q recuerdos! aún lo tengo por casa...
UN MUAKI!