
Mi hija Jimena volvió furiosa del trabajo el otro día. Por lo visto, en plena hora punta tuvieron que cortar el servicio de metro durante cuarenta y cinco minutos porque un tipo se había acostado en las vías y se negaba a levantarse a menos que su novia (allí presente) le prometiera volver con él. Lo curioso del caso es que cuando he contado la anécdota por ahí, la mayoría de mis interlocutores tendía a comentar cosas como: «¡Pero qué romántico, supongo que ella se habrá quedado embelesada!» o «¡Qué bonito es el amor!». ¿Bonito? Qué quieren que les diga, a mí me parece una majadería descomunal que alguien monte semejante numerazo, trastorne el normal funcionamiento de un servicio público y, más aún, que someta a una persona a chantaje sentimental de tal calibre. Todo esto me hace reflexionar sobre algo a lo que vengo dando vueltas desde hace tiempo y es cuán influenciados estamos por un cierto romanticismo barato y elemental que hace que confundamos el amor con un sentimentalismo tontorrón. Para mí, la culpa la tiene Hollywood.

Sí, ya sé que parece una boutade, pero estoy segura de que ese panoli de la vía del metro se creía Tom Hanks en una comedia romántica, o Tom Cruise, o Keanu Reeves. Lo que no sabe el panoli en cuestión es que la vida real no es Hollywood y que, a diferencia del cine, la película de su vida no se acaba cuando su novia del metro, abrumada por la situación, le diga: «Sí, acepto que volvamos; venga, Manolo, levántate de la vía» y le dé un beso. No, las películas de la vida real tienen la mala costumbre de seguir después del beso de reconciliación y lo más probable es que el mes siguiente, una vez pasado el efecto metro, lo vuelva a plantar como una lechuga. Lo malo es que todos sabemos que las cosas no son como en el cine, pero no podemos sustraernos al efecto Hollywood, que ataca a hombres y a mujeres, a personas cultas e incultas, a tontos y a listos porque en el fondo todos tenemos necesidad de que las cosas sean más sencillas, más ‘rosas’ y que la vida tenga finales felices. Pero la gran paradoja del asunto es que la vida no tiene finales felices o, mejor dicho, sólo los tiene para los que no buscan soluciones a corto plazo, como el tontaina del metro que piensa que con montar un numerito ya está demostrando su amor incondicional y que es un tipo romántico y sensible. Porque lo que no sabe ese tipo es que el amor es otra cosa.
El amor no son gestos ni escenas de comedia romántica ni otras zarandajas. El amor, como decía Saint Exupéry en El principito, es una flor muy frágil y caprichosa que hay que regar todos los días para que no se marchite. Los que creen en el amor tipo Hollywood piensan que pareja y mortaja del cielo bajan y que después a ellos no les corresponde hacer nada por mantener viva la llama amorosa. Piensan, además, que como ellos aman tanto, todo lo que no funcione es culpa del otro; es el otro el que está en falta, el egoísta, el malo. Pero el amor es un oficio, hay que trabajárselo o, mejor aún, hay que alimentarlo a diario. Y no con escenitas histriónicas ni con reproches y luego teatrales reconciliaciones; eso está muy bien para llorar en el cine mientras se come palomitas y se achucha al novio o a la novia. El alimento del amor es mucho menos ‘cinematográfico’ y mucho más gris, pero también más eficaz. Está en verbos muy bellos como ‘comprender’ o ‘renunciar’ . Y también en otros más feos como‘negociar’ o ‘contemporizar’ .
Los ingleses dicen que se necesitan dos para bailar el tango o el vals y yo creo que lo mismo puede decirse del amor. Si esperamos a que sea el otro el que dé los pasos y nosotros sólo nos dejamos llevar, lo más probable es que acabemos llenos de pisotones. El efecto Hollywood hace que, desde fuera, en una relación amorosa de película todo parezca sincronía, ritmo y belleza, como en un vals de Fred Astaire y Ginger Rogers. Pero, a mi modo de ver, en el amor, como en los pasos de esa famosa pareja de baile, detrás de tanta armonía y coordinación hay muchas horas de trabajo y de sudor compartido. Creo que en lo único que se parecen los amores reales a Hollywood y su fábrica de sueños es que mantenerlos requiere mucho hard work, es decir, currárselo todos los días.
Por Carmen Posadas para el pais semanal.
www.xlsemanal.com/carmenposadas
Por Carmen Posadas para el pais semanal.
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6 comentarios:
Yo no culparía tanto a Hollywood como medio de tergiversación, sino como medio de difusión. Al fin y al cabo, las películas pretenden ser el reflejo del amor idealizado y deseado de la sociedad, que es tan falso como las películas en sí mismas.
Hollywood da al público lo quiere y lo que ansía (cosas imposibles)
Está arraigado en nuestra sociedad moderna que el amor debe ser tan maravilloso como el que se refleja en las películas, pero no porque en Hollwyood lo inventasen así, sino porque así lo inventaron poetas, escritores, etc.
Hollywood se limitó a plasmarlo en pantalla para seguir vendiendo esa falsa imagen del amor, y obviamente, una película llega a más personas que un libro o una poesía.
Claro que nos gustaría que todo fuera como en las películas, pero al no ser así, almenos disfrutemos de ellas, que si para algo están, es para suplir esa falta de "falsedad" es nuestras vidas.
En la vida real el marginado del colegio tampoco acabará saliendo con la chica más popular, pero almenos dejemos que en el cine lo consiga xD
Saludos ;)
Es genial! Tiene mucha razón el artículo! y la culpa no es de Hollywood y sí. Es del cine en general, de la literatura, de la socialización primaria, etc, Es decir, de la cultura social
.
La culpa la tienen los patrones sociales con los que se socaliza a ambos géneros. Y ya sabes que de esto chano un rato Stf, pero no me apetece entrar en discursitos morales acerca del dichoso sexismo que aún no hemos logrado erradicar en nuestra sociedad.
Que me ha gustado el artículo ¡mujer! porque dice verdades como pianos aunque duelan. Y a mí me parece estúpido lo del tío del metro y tantas otras cosas. Eso no es una prueba de amor. Y los besos de película duran nada más que un instanta. Yo me quedo con Sant Exupery.
UN MUA STF!
P.D. Ya sabes que en el fondo yo también soy una chocha romántica auqnue me las dé de dura... :S
No puedo quedarme sin romper una lanza en favor del chico que detuvo el metro. Estas demostraciones tan fuertes de romanticismo creo que son las únicas que pueden salvar las enfermizas situaciones en que se convierten las relaciones de pareja. Y esto es una crítica a las chicas, decidida, abierta, por su absolutamente cerrado concepto de las relaciones personales. Su egoismo, esa idea de pareja entendida como aislarse absolutamente del mundo. Por esa despreciable falta de respeto por todo el pasado de la otra persona. Por pretender que traslades su dudoso sentido de la amistad a tu forma de ver la vida. Por la mezcla de odio y envidia a todo lo que no sea ella y que tu admiras. Por hacer de un gesto, de la entonación de una palabra,una perversa intriga que acaparará la conversación del día. Por disfrutar con las rencillas. Porque te encantaría vivir en una de esas malísimas telenovelas en las que mi madre fuese una bruja y tuvieses que mantener un enfrentamineto constante.Por la infatigable pérdida de tiempo con asuntos menores y nimios que no van a niguna parte y a los que se le dan 400000 vueltas. Por no ser capaz de sentir emoción ante momentos históricos, por no ser capaz de dejar a un lado ese egoismo patético, salir de la caverna y volar por el mundo de las ideas. Por intentar anular cualquier indicio de utopía. Por bloquear el arte, la creación, la inspiración, el duende, los sueños. Por un pragmatismo desesperante.Por la situación de ahogo que genera.
Y porque con todo eso, al dejarme me quedas absolutamente vacio,sin referencia,sin sentido.
Por eso apoyo al chico del metro, porque siempre pensé que un golpe de efecto, un acontecimiento extraordinario, una convulsión colectiva,algún hecho fascinante, un momento revolucionario, nos haría salir de esa cerrazón sin sentido, viciada y loca y podríamos seguir juntos.
Por eso admiro al chico del metro, por intentarlo.
Por eso desprecio a Almudena Grandes, porque echando por tierra y ridiculizando su acto, ejemplifica ese pragmatismo retrógado que amarga la vida y los sueños.
No había leído este texto de Carmen Posadas... Pero me ha hecho reflexionar.
Un saludo!
En cuanto al comentario de Anónimo:
Muy bonito todo lo que dices, escrito de manera muy literaria, si señor.
Pero la realidad es otra cosa. De entrada, todos hacemos mal en generalizar. La crítica que haces a la chicas en cuanto a que absorven a sus parejas es absurda. Hay chicas que lo hacen, sí. Pero también chicos: novios que no dejan que su novia se relacione con sus antiguos amigos por celos, que no soporan que tenga una buena relación de amistad con exnovios, que no las dejan ponerse minifalda porque lo que tengan que enseñar se lo han de enseñar a él en exclusiva, que alejan a su novia de sus amigas haciendo que cada vez se distancie más de ella. Es decir, chicos que poco a poco y con mucha inteligencia y sutilidad van creando una novia a medida, sumisa y alejada de todo lo que no sea él o con él, es decir, una dichosa marioneta cuyos hilos sólo han de manejar ellos como novios que son.
Y ya estoy generalizando, porque en realidad no todos los novios son tan absorventes, celosos y dominantes, ni todas las novias quieren que sus novios corten con sus hobbies y pasados.
A mí manera de entender las relaciones personales, las parejas han de compartir su tiempo y hacer cosas en común sin limitar su vida individual. Y si una chica/o conoce a otra persona, la conoce tal cual y si así la ha querido dese un principio no procede que le haga cambiar todo su pasado para hacerla más suya. Desde luego eso es poco enriquecedor para ambos y bastante aislante de la sociedad.
Muy triste.
Simplemente e smi opinión.
Ah! Y no me parece que un acto puntual de "romanticisimo" llamémoslo así si así lo considerais, pueda salvar ninguna relación. Las relaciones las salvan las conversaciones, las cartas sobre la mesa y los pequeños detalles diarios, no los grands detalles puntuales.
Un besuco Stf! q vaya polemica q creas con tus entradas!
todo eso es cursi y progre. A las mujeres les gusta q las den caña. Y si no, son lesbianas.
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