La dignidad de los nadies

“Esto que empiezo a contarles son historias de los nadies, de mujeres y de hombres como tantos argentinos sin recursos y sin nombre, son los que siempre sufrieron despojos y adversidad, son el pueblo del aguante que lleva como bandera su coraje y dignidad”.

Con estas palabras comienza este documental que cuenta los hechos ocurridos en Argentina desde diciembre del 2001, probablemente nadie recuerde lo que hizo en aquellas navidades, yo misma no lo recuerdo, pero para la mayoría de los argentinos esta fecha no se les borrará de su memoria ya que lamentablemente se convirtió en una fecha histórica de aquel país.

Todo el mundo conoce esta crisis que sufrió Argentina, el llamado “corralito”, la gente en la calle golpeando pucheros y cacerolas… pero tras la versión edulcorada que nos mostraron los telediarios al resto del mundo se esconden historias, muchas historias de gente anónima que vio como les despojaban de todo lo que habían conseguido durante toda una vida o aquella gente que ya pobre, vio agravada más si cabe su situación, porque no nos engañemos la crisis no perturbó la vida de las clases altas del país.

Este es el segundo de cuatro documentales con los que su director, Fernando Solanas relata este periodo en la historia de Argentina. Mientras que en el primero de ellos “Memoria del saqueo”, se centraba en relatar los hechos sociales y económicos que sucedieron, en éste se dedica exclusivamente a ser la voz y a contarnos el trabajo de miles de personas que salieron a la calle, pusieron resistencia, que se organizaron, que buscaron soluciones, en definitiva que resistieron.

¿Es necesario este tipo de cine? Yo creo que si. El cine además de su función lúdica debe servir también para dar a conocer hechos y denunciar injusticias. Por eso me alegra que cada vez haya más cine de este tipo, que se organicen festivales de cine solidario como el de Madrid que transcurrió este año del 15 al 21 de enero, o simplemente ciclos o jornadas de este tipo de cine en las filmotecas de todo el país.

Sé que puede dar pereza, que ver las miserias de los demás no es plato de buen gusto para nadie, pero escuchar la voz de los más débiles es la única manera de abrir los ojos ante las injusticias ajenas. Desde aquí espero que alguno se anime a verlo y me cuente su opinión.

“Nunca esta todo perdido si hay decisión de pelear, cuando se llama a luchar por algo justo y que es nuestro, se vence lo más temido y hasta el débil tiene un gesto”.